Sissel ha sido asesinado… y lo peor de todo es que no es capaz de recordar por qué. De hecho no recuerda nada, no sabe quién es y cómo llegó a su situación actual. Ahora es un fantasma y sólo tiene hasta el amanecer para esclarecer el oscuro final de su vida. Haciendo uso de sus recién ganados poderes fantasmales, auxiliará a otros personajes que a su vez le prestarán su ayuda en su objetivo final de responder a todas sus preguntas.
Con este planteamiento, Shu Takumi, creador de la saga Ace Attorney (también conocida como Phoenix Wright), nos trae uno de los mejores juegos aparecidos en el maltrecho catálogo del final de la vida de la Nintendo DS, prácticamente abandonada por la aparición de su sucesora la 3DS.
Nada más empezar a jugar veremos cómo el protagonista muere. Esto da pie a su transformación en fantasma y, por tanto, el comienzo del juego en si mismo. Ya como fantasma Sissel adquiere poderes, o más bien trucos, que podrá utilizar para modificar sensiblemente el mundo de los vivos y cambiar el destino de la gente que tiene a su alrededor. Básicamente podrá viajar a través de líneas telefónicas, retroceder cuatro minutos en el tiempo cuando alguien muere, comunicarse con aquellas personas a las que salve y poseer objetos del escenario para trastear con ellos.
El objetivo, dados estos poderes, es claro: evitar el fatal destino de alguien. El juego nos irá presentando distintos puzzles en los que nos encontraremos con alguien que haya muerto y nuestro objetivo será retroceder en el tiempo hasta el momento en el que el personaje esté a punto fallecer y trataremos de evitarlo por todos los medios. Y nuestros medios vienen siendo jugar con los objetos que hay alrededor para crear una reacción en cadena (o detener una) que nos permita alcanzar nuestra meta.
La mecánica es sencilla. En la pantalla inferior de la DS nos moveremos por el escenario, saltando de objeto en objeto siempre y cuando estén lo suficientemente próximos unos de otros. En la pantalla superior veremos las características del objeto en el que estemos situados en cada momento. Muchos de ellos nos permitirán hacer una pequeña acción, que en la mayoría de los casos resultará prácticamente imperceptible para los vivos, pero que podrían ser determinantes para cambiar el destino. Se nos presentarán opciones como abrir cajas, encender aparatos (tanto poseyéndolos como accionando las palancas o botones que los hacen funcionar), desplazar triciclos o monopatines, apretar tuercas y un largo etcétera.
Los puzzles consistirán en encadenar varias de estas acciones para obtener el resultado deseado, pero para ello tendremos un tiempo limitado por la muerte de la persona a la que queremos salvar. Una vez transcurrido ese tiempo habremos perdido, pero no importa demasiado ya que se nos dará inmediatamente la posibilidad de volver a empezar, incluso desde un punto intermedio. De hecho en numerosas ocasiones daremos pasos en falso que no nos permitirán resolver el puzzle (por un mal timing por nuestra parte o simplemente por error), pero el juego nos ofrece la opción de volver a empezar en cualquier momento. Y es que la idea es clara, el juego no nos penaliza por nuestros errores, porque de hecho nos está invitando a probar sin miedo a la equivocación y a la derrota, nos está animando a ser imaginativos a la hora de resolver los puzzles.
Y mediante el rescate de diferentes personas, nuestro extravagante protagonista irá ahondando poco a poco en el misterio que hay alrededor de su muerte y también de su olvidada vida antes de convertirse en un ectoplásmico1 ser. En primer lugar cambiará el destino de Lynne, en el mismo escenario de la muerte del propio Sissel tan sólo unos minutos más tarde, y se aliará con ella para ayudarse mutuamente. Él para esclarecer su propio pasado, ella para salvar del corredor de la muerte a un amigo condenado por un crimen ocurrido años antes. Ambos hechos están conectados y a medida que avancemos en la trama se nos irán presentando nuevos personajes y escenas pretéritas que nos servirán para juntar las piezas del metapuzzle2, que es el misterioso pasado común que tienen entre sí todos ellos.
Este argumento cumple a la perfección con su propósito: nos enganchará tanto como los propios puzzles, animándonos a seguir jugando sin pausa para resolver los misterios alrededor de la vida y muerte de Sissel y finalmente descubrir los secretos que se nos presentan ocultos. Todo ello con un par de siempre efectivos giros de guión que tratarán de formar un clímax argumental al final del juego.
La historia se apoya mucho en los personajes, sin los cuales probablemente nos resultaría casi vacía y sin gracia. A excepción del propio protagonista, que resultará un poco soso en comparación con el resto (no juega a su favor el hecho de no tener cuerpo), nos causan simpatía con su forma de ser y sus sobreactuados gestos que nos arrancarán alguna que otra sonrisa. La impetuosa e inconsciente Lynne, los bailes del Inspector Cabanela o el fiel perrito Missile siempre dispuesto a ayudar son algunos ejemplos, aunque incluso en personajes muy secundarios también encontraremos esta simpatía como las conversaciones entre los guardias de la cárcel o algunos policías de uniforme.
Gráficamente no es nada del otro jueves, aunque están logradas las animaciones (tanto de personajes como de los propios puzzles), y cumple perfectamente con el papel. Está muy por encima de la media del catálogo de la consola aunque no es un hecho especialmente significativo, dado que dicho catálogo está plagado de truños, especialmente en los últimos años.
Ghost Ship es, en definitiva, un gran juego. Aunque el ensayo-error está presente en la resolución de los puzzles, no será frustrante, ya que generalmente la solución la iremos encontrando aunque al principio no parezca tan obvia en algunos casos. Es por eso que la curva de dificultad está bien planteada, mostrándonos nuevas posibilidades a medida que avancemos en el juego pero que nos resultarán fácilmente asimilables.
Al igual que con otros títulos de Capcom, tales como Okami o el propio Phoenix Wright, este juego ha pasado desapercibido en nuestro país. No sé si será debido a la dejadez de la compañía a la hora de promocionarlos o el desinterés de los jugadores españoles en este tipo de títulos (especialmente aquellos que sean poseedores de la portátil de Nintendo), pero es una verdadera lástima que grandes juegos como este pasen sin pena ni gloria.
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